Al tiempo que empeoraban las condiciones en Alemania y la Austria anexionada, las leyes de inmigración restrictivas en la mayoría de los países impedían que los judíos encontraran refugio en otros países. En julio de 1938, los delegados de 32 países se reunieron en el balneario francés de Evian para debatir la difícil situación de los judíos alemanes, pero a excepción de la República Dominicana, ningún gobierno estaba dispuesto a flexibilizar sus leyes de inmigración y dejar entrar a más refugiados judíos. Entre los años 1938 y 1939, el gobierno británico, reconociendo de forma tardía la amenaza que se cernía sobre los judíos, permitió que unos 7500 niños no acompañados viajaran al Reino Unido en lo que se conoce como el Kindertransport.