Ceremonia conmemorativa en la plaza Raoul Wallenberg de Estocolmo con supervivientes del Holocausto. 27 de enero de 2013, Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Fotografía: Wikimedia Commons (Frankie Fouganthin)
El complejo de campos de Auschwitz fue la única institución que tatuó de manera sistemática a los reclusos su número de prisionero con la intención de facilitar su identificación después de que murieran a causa del hambre, de las enfermedades o de la brutalidad del campo. A los nuevos prisioneros se les asignaba un número de serie del campo, que también se les cosía en los uniformes de prisión.
Al final de la guerra, las autoridades de los campos empleaban nueve secuencias de numeración distintas. Estas secuencias servían para identificar la pertenencia de determinados presos a grupos raciales o étnicos concretos.
Solo los presos seleccionados para trabajar recibían números de serie; aquellos que eran enviados directamente a las cámaras de gas inmediatamente después de su llegada no se registraban ni tatuaban.