Como Reichsführer (dirigente nacional) de las SS, Heinrich Himmler era el segundo hombre más poderoso de la Alemania nazi a finales de la Segunda Guerra Mundial. Fue el responsable de la concepción y conducción de la ejecución de la “solución final de la cuestión judía”. Recibía información de la policía secreta alemana, la policía de seguridad y la policía criminal a través de sus lugartenientes Reinhard Heydrich y Ernst Kaltenbrunner. También se encargó de la supervisión y el control del vasto sistema de campos de concentración nazis, incluida la explotación económica del trabajo de los prisioneros como medio de exterminio.
El 4 de octubre de 1943, le dijo a un grupo de generales de las SS con respecto a “la aniquilación del pueblo judío” que: “esta página de gloria en nuestra historia nunca se ha escrito ni se escribirá jamás… Teníamos el derecho moral, estábamos obligados con nuestro pueblo a matar a estas personas que querían matarnos a nosotros”.
Finalizada la guerra, intentó sin éxito negociar con los aliados, e incluso se reunió con un representante del Congreso Judío Mundial en abril de 1945. Himmler se suicidó el 23 de mayo de 1945, mientras estaba en cautiverio británico.