Los judíos opusieron resistencia a los nazis de distintas maneras: física, espiritual y moralmente.
En muchos guetos y campos, hubo resistencia armada. El ejemplo más famoso de ello tuvo lugar entre abril y mayo de 1943 cuando los pocos judíos que quedaban en el gueto de Varsovia contuvieron a las tropas alemanas durante casi un mes. Otros judíos se unieron a los partisanos y a otros grupos de resistencia repartidos por toda la Europa ocupada para luchar contra los alemanes.
También existió una resistencia espiritual. Los judíos de los guetos y los campos se negaron a que los nazis los deshumanizaran, es decir, los privaran de las cualidades y las características que los hacían sentir civilizados. Por ello, cuando las autoridades alemanas prohibieron que los judíos de los guetos brindaran una educación a sus hijos, impartieron clases en secreto. Los judíos también organizaron servicios de oración clandestinos para guardar el sabbat, los Yamim Noraim y otras festividades religiosas judías.
Por último, los judíos de los guetos y los campos se apoyaron moral y emocionalmente, incluso en las cámaras de gas. Hay muchos testimonios que muestran cómo los judíos cantaban canciones nacionales y religiosas mientras los conducían a la muerte, y de padres que consolaban a sus hijos al borde de los fosos de fusilamiento.
