Hechos

¿Estuvieron todos los alemanes de acuerdo con las políticas raciales nazis? ¿Qué pasaba si no lo estaban?

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La pregunta de hasta qué punto la sociedad alemana estuvo de acuerdo con las políticas raciales nazis ha sido objeto de un intenso debate. Debe hacerse una distinción entre el periodo de “ascenso al poder del Partido Nazi” (1924-1933), el periodo anterior a la guerra (1933-1939) y el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial. El panorama general indica que antes de que los nazis llegaran al poder, es probable que los alemanes no comprendieran del todo el lugar central que ocupaba el antisemitismo en la ideología nazi, ya que se le restó importancia con fines electorales. En el periodo anterior a la guerra del Tercer Reich, tanto la sociedad como el régimen contribuyeron a la aceleración de las políticas raciales. Durante la Segunda Guerra Mundial, parece evidente que existía un conocimiento generalizado de lo que les estaba sucediendo a los judíos en Alemania y en otros lugares. El grado y la naturaleza de la oposición al régimen (y la intensidad del castigo) también cambiaron durante los tres periodos. 

Hasta 1933 (el periodo del “ascenso al poder”), la propaganda nazi contenía imágenes ferozmente antisemitas, pero se restó importancia al papel del antisemitismo en áreas donde se pensó que podía ser contraproducente. Las investigaciones sugieren que los alemanes se volvieron antisemitas porque se convirtieron en nazis, en lugar de que el antisemitismo fuera una parte principal del atractivo del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. Sin embargo, durante el periodo anterior a la guerra que comprende del 1933 al 1939, la sociedad civil alemana pasó a la acción, excluyendo y segregando a los judíos en formas que excedían las políticas del régimen, beneficiándose económicamente de la exclusión de los judíos de la vida económica. Los informes de la Gestapo insinúan que la mayoría de los arrestos por infringir las leyes raciales se produjeron a partir de información proporcionada a la Gestapo por informantes, aunque es imposible saber hasta qué punto estos informantes actuaban por un ajuste de cuentas personal o por convicción ideológica. 

Durante la Segunda Guerra Mundial, se extendió el conocimiento de lo que les estaba sucediendo a los judíos en Alemania y en “el Este”, ya que las cartas y fotografías de los soldados en la Polonia ocupada y la URSS contenían descripciones gráficas y representaciones de atrocidades. Los comunicados propagandísticos de los aliados también dieron detalles de lo que estaba ocurriendo, al igual que lo hicieron grupos de resistencia como la Rosa Blanca en Múnich. Las medidas cada vez más duras contra la oposición interna se vieron acompañadas de castigos más severos por prestar refugio o ayuda a los judíos. 

En términos de oposición a las políticas raciales y a las atrocidades, lo más preocupante del caso concierne a los autores directos. Hay numerosos ejemplos de soldados y policías a los que se les “eximió” de las operaciones de exterminio si expresaban su indisposición a participar en ello. En cambio, no se ha encontrado ejemplo alguno de autores a los que se les aplicara un castigo por negarse a perpetrar asesinatos.

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