Babi Yar era el nombre de un barranco a las afueras de Kiev y fue el lugar donde los Einsatzgruppen alemanes perpetraron el mayor asesinato en masa en una única operación mientras seguían al Ejército alemán, la Wehrmacht, a través de la Unión Soviética. Según los informes enviados a Berlín, del 29 al 30 de septiembre de 1941, 33 771 judíos fueron asesinados en tan solo dos días a manos del Einsatzgruppe C.
A finales del verano de 1941, la invasión alemana de la Unión Soviética parecía estar dando sus frutos. El 19 de septiembre de 1941, antes de la entrada de las fuerzas alemanas en la ciudad de Kiev, la comunidad judía contaba con alrededor de 160 000 miembros. No obstante, aproximadamente 100 000 de ellos huyeron de inmediato antes de que llegaran las fuerzas alemanas.
Los días 20 y 24 de septiembre, las explosiones de unas bombas colocadas por las tropas soviéticas y la policía secreta antes de su evacuación acabaron con la vida de numerosos alemanes y ucranianos. Las explosiones provocaron una oleada de detenciones y fusilamientos como represalia por parte de los soldados alemanes. El 26 de septiembre, las autoridades alemanas decidieron fusilar a los judíos de Kiev. El 28 de septiembre, se colocaron letreros por toda la ciudad en los que se indicaba a los judíos que se congregaran a la mañana siguiente en la esquina de las calles Melnikov y Degtiarev. Los letreros ordenaban a los judíos a que llevaran documentos, objetos de valor y ropa. Un testigo ucraniano describió más tarde la escena de la mañana siguiente:
Cientos de miles de personas, principalmente ancianos, pero tampoco escaseaban las personas de mediana edad, se dirigían a Babi Yar. Y los niños… Dios mío, ¡había tantos niños! Todos ellos avanzaban, cargados con el equipaje y acompañados de los niños. Ancianos y enfermos por doquier, que carecían de fuerzas para moverse solos eran transportados, probablemente por sus hijos o hijas, en carros sin ayuda alguna. Algunos lloraban, otros consolaban. La mayoría de ellos se movían absortos en sí mismos, en silencio y con una mirada perdida. Era un espectáculo desolador.
Durante los siguientes dos días, 33 771 judíos fueron fusilados. Dina Pronicheva, una joven actriz, consiguió saltar al barranco antes de ser fusilada y fingió estar muerta para evitar que la descubrieran. Se desenterró de debajo de la capa de arena que utilizaron para cubrir los cuerpos y sobrevivió para poder testificar contra algunos de los responsables de esta masacre en su juicio en enero de 1946.
